¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista?
El trastorno del espectro del autismo (TEA) es una condición de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Acompaña a la persona a lo largo de su vida y afecta, fundamentalmente, a dos áreas del funcionamiento personal: la comunicación e interacción social, y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento.
Aunque las personas con TEA comparten unas características comunes, es necesario insistir en que cada una de ellas es distinta a las demás y manifiesta diferentes capacidades, intereses y necesidades, que varían según la historia de vida y los apoyos a los que la persona tiene acceso.
Características
La Comunicación
Algunas de las características que pueden presentarse en relación con la comunicación son dificultades en la comunicación verbal y no verbal.
Puede abarcar desde la comunicación poco intencionada, pasando por alteraciones en el contacto visual y en el lenguaje corporal, déficits en la comprensión, expresión del lenguaje y uso de la comunicación no verbal, hasta la falta total de expresión o gestos faciales. Muchas veces presentando gran dificultad en la expresión, comprensión de emociones y reciprocidad socioemocional.
Además del retraso en el lenguaje y las dificultades de compensación con estrategias no verbales, a nivel comunicativo, el lenguaje de las personas con TEA puede presentar algunas peculiaridades, como el uso repetitivo de una palabra o frase que han escuchado con anterioridad, uso de ecolalias. Otro elemento puede ser la inmersión pronominal, o el hablar de ellos mismos usando su nombre o en tercera persona tal y como lo escuchan.
También podemos encontrar la repetición de preguntas y de formas invariables de diálogos con una entonación particular. Así, también puede ser común la aparición de “neologismos”, palabras inventadas con un significado concreto.
La interacción social
La interacción social se relaciona directamente con la comunicación. Siempre que nos relacionamos estamos comunicándonos y adaptándonos a los distintos comportamientos y expectativas, tanto nuestras como de los demás, siguiendo unas normas y dinámicas compartidas.
La interacción social de las personas con TEA puede caracterizarse por una conducta socialmente poco adaptada, derivándose en dificultades de habilidades sociales a la hora de mantener relaciones o comportamientos en diferentes contextos sociales, así como la ausencia de interés o iniciativa en la interacción social.
Esto quiere decir que podemos encontrar personas con autismo que tengan un pobre contacto social, que no lo realicen, o que si lo hacen, sea de una forma invasiva, o que percibimos como incorrecta. Lo que lleva a interpretaciones incorrectas y rechazo de la persona.
En resumen, las personas con TEA pueden presentar dificultades en la reciprocidad social y emocional, pudiendo pasar por la reducción de intereses, emociones y afectos compartidos, hasta la ausencia total de iniciativa en la interacción social.
Patrones rígidos de pensamiento, conducta o interés
Las personas con TEA presentan comportamientos estereotipados o repetitivos (manipulación repetitiva de objetos o movimientos corporales) y una alta resistencia al cambio, fijación por las rutinas o rituales de comportamiento verbal y no verbal. Presentando también intereses altamente restrictivos y fijos de intensidad desmesurada (fuerte preocupación por objetos inusuales, etc.).
Nos encontramos intereses muy marcados en temas específicos como coches, planetas, historia, números, etc., que aparece de forma más intensa y frecuente que en el resto de personas. Focalizan su tiempo en sus intereses restringidos lo que conlleva una resistencia al cambio cuando son interrumpidos.
Podemos ver también, en las personas con TEA, pensamientos rígidos, invariables, relacionados con las normas, que les hace ser poco flexibles y no comprender las excepciones o cualquier tipo de cambio.
Alteraciones sensoriales
Muchos de los comportamientos que pueden interpretarse como atípicos también pueden deberse a dificultades en el procesamiento sensorial, es decir, como recibimos y procesamos la información por medio de los sentidos. Puede haber reacciones inusuales ante determinados estímulos sensoriales debido a la hiper o hiposensibilidad ante estos (alteración de los límites de dolor/calor/frío, respuesta anormal a los sonidos/texturas/olores, etc.).
¿Por qué un espectro?
Las evidencias nos llevan a afirmar que dentro del autismo hay una gran heterogeneidad y se manifiesta de diferente forma en cada persona. Un ejemplo de esto puede ser la diferente funcionalidad del lenguaje en cada persona, mientras que algunas personas se comunican con lenguaje verbal, otras pueden necesitar sistemas comunicativos alternativos de comunicación (SAAC).
Con la actualización del DSM-V, el anterior término “Trastornos Generalizados del Desarrollo” que englobaba el autismo, el síndrome de Rett, el trastorno desintegrativo infantil, Asperger y TGD no especificado, desaparece dando paso al concepto “Trastornos del Espectro del Autismo” eliminando las subcategorías anteriores, reconociendo la sintomatología común a todos ellos. Reforzando así la comprensión de las personas con TEA dentro de un continuo desarrollo donde cada persona puede presentar las características en diferente forma o grado.
Todos estos rasgos son comunes a todas las personas con TEA. A su vez las personas con TEA pueden tener asociados otros trastornos del neurodesarrollo, o comorbilidades, como discapacidad intelectual o trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, o presentar especial vulnerabilidad a problemas como ansiedad o depresión.